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El Desencanto Ciudadano con los Partidos Políticos en Colombia

En la actualidad, muchos ciudadanos se sienten frustrados y engañados por los partidos políticos en Colombia. Este desencanto no se limita a una ideología específica; abarca a partidos de izquierda, derecha y centro, ya que todos han sido salpicados por escándalos, sombras y condenas de corrupción. Es natural que como ciudadanos busquemos apoyar a aquellos que nos prometen un cambio, pero ¿qué sucede cuando esos mismos partidos que respaldamos se ven envueltos en actos corruptos?

Para muchos, el acto de votar es un compromiso de confianza. Se espera que los partidos políticos sean responsables y transparentes, velando por la integridad de sus integrantes. Sin embargo, cuando esta confianza es traicionada, se genera una profunda desilusión. Esto no significa que quienes critican la corrupción estén alineados automáticamente con una tendencia política opuesta. Es, más bien, una postura de principios y una demanda de responsabilidad.

Es preocupante que, a pesar de los numerosos escándalos, pocos líderes políticos han asumido la responsabilidad de los actos corruptos de sus partidos. La falta de disculpas públicas o reconocimiento de los errores cometidos por sus miembros solo profundiza la desconfianza entre la ciudadanía y la clase política.

Criticar la corrupción no debería ser interpretado como un ataque a una ideología o partido en particular, sino como un llamado a la rendición de cuentas y a la necesidad de que los líderes políticos, independientemente de su orientación, asuman la responsabilidad de sus acciones y las de sus allegados. La ciudadanía merece políticos comprometidos con la ética y la transparencia, y que reconozcan sus errores en lugar de ocultarlos o justificarlos.

Hasta que no veamos una mayor madurez y responsabilidad por parte de los líderes políticos en Colombia, será difícil restaurar la confianza en los partidos. Los ciudadanos no deberían conformarse con excusas o justificaciones; merecen líderes que realmente trabajen por el bienestar común y no por intereses personales o partidistas.

Fernando Basto C.

#FernandoReflexiones