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Estonia y Colombia. Una Lección para el 2025 y Más Allá

Comienza el 2025, un año lleno de desafíos y oportunidades para países en desarrollo como Colombia. Mientras miramos hacia el futuro, es inevitable preguntarnos cómo transformar nuestras naciones para ofrecer un mejor nivel de vida a los ciudadanos. En este contexto, la historia de Estonia, un pequeño país báltico que pasó de la pobreza extrema en 1991 a convertirse en un modelo global de desarrollo, ofrece lecciones valiosas. ¿Qué podemos aprender de este caso para enfrentar los retos de Colombia?


El Contexto Inicial: 1991

En 1991, Estonia y Colombia se encontraban en situaciones críticas. Estonia acababa de independizarse de la Unión Soviética y enfrentaba hiperinflación, pobreza generalizada y un sistema económico colapsado. Con un PIB per cápita de apenas ~$90 USD, el país se encontraba entre los más pobres de Europa.

Por su parte, Colombia lidiaba con los estragos del narcotráfico, una inflación del 26% y altos niveles de desigualdad. Aunque su PIB per cápita (~$1,200 USD) era mayor que el de Estonia, la corrupción, el desempleo y la violencia limitaban su desarrollo.

Más de tres décadas después, Estonia ha multiplicado su PIB per cápita a $29,700 USD, mientras Colombia ha avanzado a $6,900 USD. Aunque ambos países han progresado, Estonia logró una transformación radical gracias a políticas innovadoras basadas en ideas libertarias como la libertad económica, la digitalización y la transparencia.


Las Claves del Éxito de Estonia

La transformación de Estonia se basa en cuatro pilares fundamentales:

1. Digitalización Masiva de los Servicios Públicos

Estonia revolucionó la forma en que los ciudadanos interactúan con el gobierno al digitalizar el 99% de los trámites públicos. Desde abrir un negocio en 15 minutos hasta declarar impuestos en menos de cinco, la eficiencia del sistema estonio ha eliminado la burocracia y reducido la corrupción.

2. Simplificación del Sistema Tributario

El impuesto plano del 20% para ingresos y empresas permitió a Estonia simplificar su sistema fiscal, incentivar la inversión y reducir la evasión. Esta política fomentó el crecimiento económico y atrajo a empresas internacionales, convirtiendo al país en un entorno competitivo y atractivo.

3. Educación Tecnológica y Competitividad

Estonia apostó por la educación tecnológica desde edades tempranas, formando ciudadanos capaces de liderar en la economía digital. Este enfoque dio lugar a empresas innovadoras como Skype y Bolt, que han puesto a Estonia en el mapa tecnológico global.

4. Transparencia y Gobernanza Eficiente

El uso de tecnología en la administración pública permitió a Estonia combatir la corrupción y construir confianza ciudadana. Los sistemas digitales permiten a los ciudadanos rastrear cómo se usan los recursos públicos, asegurando una transparencia ejemplar que se refleja en su alta calificación de 74/100 en el Índice de Percepción de Corrupción.


Colombia en Contraste: Avances y Retos Persistentes

Aunque Colombia ha mejorado en términos económicos y sociales, su avance ha sido más lento y desigual:

  • Corrupción Persistente: Con una calificación de 33/100 en el Índice de Percepción de Corrupción, la falta de transparencia sigue siendo un obstáculo significativo para el desarrollo.
  • Burocracia Ineficiente: Los trámites públicos son lentos y complejos, lo que desalienta la inversión y perpetúa la desconfianza en las instituciones.
  • Educación Desigual: Aunque el acceso a la educación ha aumentado, la calidad sigue siendo un desafío, especialmente en áreas rurales.

Lecciones para el 2025 y Más Allá

Estonia demuestra que la transformación es posible incluso con recursos limitados. Estas son algunas de las lecciones que Colombia puede aplicar:

  1. Digitalización de los Servicios Públicos: Reducir la burocracia mediante plataformas digitales accesibles y transparentes.
  2. Simplificación Tributaria: Crear un sistema fiscal más simple y competitivo para fomentar la formalización y la inversión.
  3. Educación para el Futuro: Priorizar la formación en tecnología y competencias digitales desde edades tempranas.
  4. Transparencia Institucional: Asegurar que los ciudadanos puedan rastrear cómo se usan los recursos públicos.

Un Futuro Posible

El comienzo del 2025 nos invita a reflexionar sobre el camino que queremos para Colombia. La historia de Estonia no solo inspira, sino que ofrece un modelo práctico para superar retos como la corrupción, la desigualdad y la burocracia. Con voluntad política y compromiso ciudadano, Colombia podría adoptar reformas similares que impulsen su desarrollo y mejoren la calidad de vida de su población.

La pregunta es: ¿estamos listos para dar ese paso?

Fernando Basto C..- #FernandoReflexiones